6. ¿MARINA?

Aisha Gomez 
26 años
Santa Fe, Granada, España

Tweet-sinopsis: "Tras la cortina ...".



Javier llevaba tres horas en la cama y no lograba conciliar el sueño. Sabía que siempre que se resfriaba su nariz romana dejaba de cumplir su función principal, permitir la entrada de aire oxigenado a través de las narinas hasta sus pulmones, por lo que disponía normalmente de gotas nasales constrictoras que su médico habitual desaprobaba. Pero aquel día no fue muy previsor, aún sabiendo que su estado físico comenzaba a debilitarse no bajó a la farmacia, la fiebre, que no descendía de 38ºC, se había apoderado de él y no hallaba fuerzas en músculo alguno de su cuerpo. Pero a las 02:27 h. de la madrugada su desesperación aumentó por la sensación constante de asfixia que no mejoraba con los lavados nasales continuos, así que decidido plantó los pies sobre sus zapatillas de paño y se dirigió a la ducha, donde se despojó momentáneamente del sudor.

No entendía cómo había llegado a ese estado, apenas salía últimamente y aún menos de noche, los encuentros se reducían a visitas puntuales de Ana, una compañera de su último empleo como telefonista en el 112, con quien mantenía una relación poco más que sexual. Actualmente se veían menos, ya que sus horarios eran estrictos y con espacio para el ocio muy reducido, estaba preparando oposiciones para profesor de matemáticas y esta vez se lo había tomado en serio, era el tercer año que lo intentaba y con 32 años no quería darse más treguas por perezoso.

Tras pegarse una ducha con agua tibia, se colocó el chándal oscuro que solía llevar por las tardes y medio somnoliento, con la boca abierta para no ahogarse, cogió el ascensor y salió para dirigirse a la farmacia que había en el bajo de su mismo bloque. Sabía que esa noche estaba de guardia, quizás por ello arriesgó. Al salir pensó que curiosamente el mundo seguía con vida más allá de las cuatro paredes que lo habían rodeado los últimos 7 meses, había pandillas que pasaban riendo, coches con música alta, parejas discutiendo… sin duda sufría un gran aislamiento en aquel apartamento, no le alegró nada. Al entrar en la farmacia la puerta corredera sonó avisando de que alguien entraba. Era agradable observar el silencio y el orden que reinaba allí dentro. Todo estaba pulcramente colocado, limpio, parecía un lugar a estrenar. Mientras pensaba en todo eso no se percató de que habían pasado 5 min. y que no había salido nadie a atenderle. Se extrañó. Marina, una chica joven a la que calculaba que tendría 24 años, recién licenciada y con un físico nada despreciable, solía quedarse algunas noches de guardia, pero esta vez no aparecía. Sin dudarlo probó a llamar.

¿Hola?... Buenas noches… ¿ Hay alguien?...Perdona, sólo necesito un espray nasal…

Pero seguía sin aparecer nadie a través de esa cortina gris que separaba la tienda del almacén y tras insistir cuatro veces constató que no iba a atenderle nadie por el momento. Retrocedió cuatro pasos sin dejar de fijar la mirada en la cortina. Sin duda, había luz. Era extraño, todo encendido y nadie para atender.            Si se tratase de otra ocasión quizás hubiese cogido unos cuantos condones del mostrador, los alcanzaba sin problema, pero por el contrario dio media vuelta y justo antes de que la puerta corredera se abriese emitiendo ese sonido repetitivo, oyó a alguien hablar, eran dos y hablaban muy bajo, apenas era perceptible la conversación.

-         Te dije…joder, te dije que no lo tendría para hoy… 

La voz de la chica era temblorosa y parecía sollozar. Javier avanzó un poco y agudizó el oído lo que pudo dentro de su congestión consiguiendo escuchar una voz bastante más grave y en tono amenazante.

Ese no es mi problema, nuestro trato era otro.

Pero no llegó a escuchar nada más. Era la voz de una chica joven y la de un hombre algo mayor ¿Marina ? Quizás, pero no estaba seguro. Aprovechando la nueva oportunidad volvió a insistir por quinta vez.

Hola -dijo ahora con más seguridad- buenas noches, sólo necesitaría un espray nasal por favor.

Pero para su sorpresa seguía sin aparecer nadie. Estaba atónito, seguía sin dejar de observar la dichosa cortina gris, que no se desplazaba ni un milímetro para su desesperación, cuando vio que la luz de dentro se apagó y que algún objeto de cristal cayó al suelo haciéndose añicos. Ahora sí que estaba realmente sorprendido, sorprendido y preocupado, pensó que alguien ahí dentro estaba necesitando su ayuda mientras él estaba congelado fuera sin moverse un palmo. Avanzó unos pasos hasta acercarse a la cortina, barajó la posibilidad antes de retirarla de que podía inmiscuirse en un asunto que no le incumbía, pero en ese momento escuchó pasos, pasos rápidos, casi le pareció que alguien corría y que en su trayecto se chocó con algo, ahora no era de cristal, si no más como una caja de cartón, que cayó contra el suelo provocando un sonido seco, finalmente un portazo lejano, la puerta última del almacén que conectaba con la calle paralela de atrás.
Casi inmóvil como una piedra, retiró unos centímetros la cortina, todo estaba a oscuras y no podía percibir nada del interior.

- ¿Hola? ¿ Hay alguien ahí?

11 comentarios:

  1. Muy intrigante y muy abierto para continuar !!:)

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  2. Salvador Higueras30 de enero de 2011, 7:04

    Muy buena forma de empezar Aisha! Me he quedado súper intrigado.

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  3. Ya me estoy imaginando varias posibles continuaciones para este relato... lo ha dejado superintrigante!

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  4. Me ha encantado Aisha, das muchos detalles descriptivos que han hecho que me lo imagine todo en mi cabeza con bastante precisión. Muy intrigante!!

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  5. Me alegro!! a ver con qué nuevas historias nos siguen sorprendiendo!!

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  6. Jooooo Aisha! Quiero saber qué había detrás de la cortina!!! :)) Enhorawena!

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  7. ¡Intrigante! Muy buen comienzo. Me ha gustado mucho.
    Un saludo.

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  8. aisha!!...me encanta que el escenario sea una farmacia!! ;) loles

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