Tweet-sinopsis: "Si tu vida fuera aburridamente perfecta, quizás preferirías inventarte otra realidad más apasionante para vivirla a tu manera".
El despertador no ha sonado aún, pero ya hace un buen rato que mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad que todavía hay en la habitación, a pesar de que fuera los primeros rayos de sol empiezan a iluminar tibiamente la ciudad.
Otro día y la misma rutina de siempre. Estoy cansada, aunque el cansancio que me invade no es desde luego por la cantidad de cosas que hago a lo largo del día. Levantarse, coger el autobús y el enlace hasta mi trabajo, estar sentada delante de un ordenador hasta desandar el mismo camino de ida para llegar a casa ocho horas después con la espalda contracturada y la cabeza embotada de números y papeles no es como para estar como estoy. Definitivamente, no puedo tirar de mi alma.
El teléfono suena. ¿A esta hora? ¿Me lo dejé encendido anoche? Si siempre lo apago. Qué raro! Se me pasaría, con lo cansada que llegué. Un mensaje.
¡Dios! ¡Esto qué es!? ¡Mierda! ¡Joder, joder, joder!
-Pablo... Pablo, despierta. Tengo que irme a trabajar, y tú tienes que irte también.
Pablo no es mi pareja. Somos amigos desde hace varios años, nos conocemos lo suficiente como para saber que nunca tendremos algo serio, pero si no los pasamos bien juntos, por qué desaprovecharlo, no? Además, yo no estoy con nadie, soy joven, guapa y soltera y puedo estar con quien me apetezca. Y Pablo lo sabe.
-Venga hombre, que llegas tarde y vas a hacer que yo también llegue tarde. Marisa me estará esperando ya en la parada del bus.
¿Le acabo de dar un beso de despedida a Pablo? Dios, el mensaje me ha trastornado, con razón se ha quedado mirándome con esa cara de estupefacción. Menudo portazo acabo de dar. Bueno, tengo que llegar a la oficina cuanto antes, tengo que hablar con Eduardo.
-Hola Marisa.
Marisa siempre tan optimista. Lo único que quiero ahora es llegar a la oficina y poner un poco de orden con todo esto. Cuando he leído el mensaje he sentido, literalmente, cómo mi vida se desmoronaba como si de un débil castillo de naipes se tratara. Yo, que tanto me he esforzado siempre por tener una vida perfecta, puede irse todo a la mierda por un simple error. Daniel, ese estúpido... sabía que no podía contar con él. Siempre tan solícito, con esa estúpida sonrisa pintada en la cara día y noche, con su estúpido aire de dandy hortera, tan seguro de sí mismo, "no te preocupes Lidia, este tema lo domino"... será imbécil. Lo odio. Sobre todo desde que hace un par de años, en la cena de navidad, yo que iba con un par de copas de más, me tiró los tratos y yo como una estúpida adolescente sucumbí a sus pegajosas insinuaciones. Aggg, qué asco! Desde aquella mañana en que me desperté con su camisa enredada en mi cara le tengo un odio mortal, y nunca he hecho el más mínimo esfuerzo por demostrarle lo contrario.
¡Ah, pensaba que no iba a llegar nunca a la oficina! ¿Por qué nos mira todo el mundo como si hubiéramos sido Marisa y yo las asesinas del presidente Keneddy? ¡Joder, que el marrón me lo voy a comer yo! Me tiemblan las piernas, tengo seca la garganta, me sudan las manos, creo que me voy a desmayar.
-Pasad.
Mierda! lo sabía, sabía que me tocaba a mí pringar. En fin, mejor terminar con esto cuanto antes.
-Pablo, hola...
Ahora sé porque quiero tanto a Pablo. No es mi novio pero debería plantearme tener algo más serio con él... pero ¿qué digo? Lidia, vuelve que estás metida en un problema gordo.
¿Ya ha llegado el taxi? Me voy al aeropuerto, ya tengo los billetes. Y que sea lo que dios quiera.
Sii !! Me gusta !! Muy buena manera para empezar !! Intrigado ...
ResponderEliminarNada, un placer, a ver si se anima alguien a continuarlo ^_^
ResponderEliminarBesillos
Pues lo acabo de leer y sí que me he quedado intrigado...
ResponderEliminarla cosa esta igualada en votos !! a ver si envían mas textos porque hay mucha gente interesada pero todo el mundo anda mal de tiempo ahora, aunque es normal ...
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